Galletas crujientes

Estas galletas son las preferidas de mi familia, las copié del blog de Webos Fritos. Son delicadas con un sabor intenso a mantequilla, que cuando entran en contacto con la boca te sorprende su sabor intenso,  su ligereza y la suave textura que tienen. 

Sorprende lo suave que son en su interior y el contraste de el azúcar en el exterior. Te estallan en la boca.

Muy importante para que esta galleta te salga bien es que la mantequilla tiene que ser de calidad y no vale cualquiera. Por ejemplo, las de marca blanca tengo comprobado que no son las ideales, la galleta no mantiene la forma y la grasa se desliza en el papel de hornear y la galleta se convierte en una oblea insípida y poco atractiva.

Un truco que uso, sobre todo en épocas de calor y aquí en Málaga los tienes muy a menudo, es que cuando las corto, las pongo en la nevera unos 15 minutos o 5 minutos en el congelador, así se consigue que estén muy frías y mantengan su forma.

Yo, que no soy de dulces, me gusta mucho; eso sí, varía el sabor según que mantequilla utilices, así que hay que elegir con mucho cuidado.

Yo tengo 2 o 3 que son las que ahora uso en exclusiva, es mejor no jugártela por ahorrarte 1 euro.





INGREDIENTES PARA 24 PASTAS:

 

250 Grs.. de harina de reposteria

190 Grs. de mantequilla a temperatura ambiente (en pomada)

100 Grs. de azúcar

Unas gotas de esencia de vainilla

Una pizca de sal

PARA BARNIZAR Y ADORNAR:

1 Yema de huevo

Azúcar moreno

Elaboración:

Tamizar la harina.

Batir la mantequilla con unas varillas hasta que quede en textura de pomada.

Incorporar el azúcar, la esencia de vainilla y la sal.

Añadir la harina delicadamente. Amasar, pero no demasiado, sólo hasta que los ingredientes estén integrados. 

Dividir la masa en 2, formar 2 rodillos, como se pueda, luego se le dará la forma perfecta. Envolverlos en plástico y meterlos en la nevera 1 hora.

Sacarlos y hacer rodar por la encimera para que queden 2 cilindros lo más perfectos posible. Aplasta también los extremos. Rodarlos con el plástico.

Poner de nuevo en la nevera otra hora más.

Precalentar el horno a 200º C, calor arriba y abajo.

Batir la yema de huevo y pincelar el rodillo pero no las bases.

Poner el azúcar moreno en una lámina de papel aluminio o en una lamina bien plana y rodar los cilindros por la parte cubierta de la yema de huevo, pero no las bases.

Con un cuchillo muy afilados hacer rodajas de 1 cm. de grosor, más o menos. Ir poniéndolas en papel de hornear  en la bandeja del horno.

Hornearlas en tandas durante 12-15 minutos, aproximadamente, los primeros 5 minutos  200ºC y los últimos 8-10 a 180ºC, dependiendo del horno.

Sacar la bandeja del horno y dejarlas unos minutos en la misma bandeja y con la espátula sacarlas con cuidado y ponerlas en una rejilla.

Consejos:

Como digo en el encabezado, si hace mucho calor es mejor poner todas las galletas ya cortadas y preparadas en la la nevera o congelador para que no se calienten antes de hornear. Como es difícil que quepa la bandeja del horno, hago lo siguiente.

Pongo una base en el nevera o congelador, que puede ser tabla de cortar o plancha del material que sea, coloco el papel de hornear y encima las galletas ya cortadas.

Ya sea en la nevera o congelador, las voy sacando justo antes de meterlas en el horno, así quedan perfectas y no se deforman. Aún no haciendo calor quedan mejor si las horneas muy frías.

Yo siempre las horneo recién salidas de la nevera y me evito llevarme un sofocón.




      

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